Cuando uno escucha estas palabras, automáticamente nos trasladamos a las películas que en los años 80 llenaban las aulas de cine, e invadían nuestras mentes de escenas terroríficas viendo a seres caminando totalmente anestesiados, o mejor sin vida, salidos de ultratumba, arrasando a todos los seres humanos que se atravesaban, para devorarlos o en su defecto infectarlos, reproduciéndose como un panal.
Pareciera extraño hacer la comparación pero en la actualidad nos encontramos en la misma situación. Somos 7.000.000 millones de habitantes del globo terráqueo, y caminamos anestesiados, zombis, ante lo que continuamente sucede. La falta de abrir conciencia, de despertar, ha hecho que el sistema se apodere lentamente y ya no tengamos esa capacidad de asombro ante lo que la naturaleza aun nos brinda.
Es mas fácil andar por la vida, dando vueltas, sin tener un objetivo o meta clara, que ponernos en el “trabajo” de examinarnos o de mirarnos interiormente para poder descubrir a que hemos venido, cual es nuestra misión, o mejor que debemos hacer y hacia donde vamos. Nuestra anestesia interior, ha tapado los principios, que toda persona debe tener, y hemos quedado como unos seres vivientes mas, pertenecientes a este planeta. Estamos a la misma altura de los minerales, de las plantas y de los animales. Aun más a la altura de todos los elementos inertes que nos rodean. Pero imagínense que a pesar de todo, hasta los inertes, tienen un orden, y saben realmente cual su lugar en cada pedazo de la tierra.las salinas se agrupan en minas, el oso polar sabe que debe estar en los climas de hielo, los peces mueren si pasan de agua dulce a aguas saladas, los rumiantes saben que deben ingerir hierbas, y los carnívoros, se deleitan con el sangriento festín. Pero los seres humanos arrasamos con todo. No tenemos medida; grotesca y desfiguradamente devoramos todo lo que se nos atraviesa. No medimos ningún tipo de consecuencia, solamente queremos un objetivo ilógico, y vamos por el. No nos importa, lo que vamos a dañar, solamente nos conviene darle el alimento a nuestro ego.
No se si se ignora, o simplemente es la consecuencia de no tener acceso a la información de que nuestro comportamiento es el resultante de lo que interiormente somos. La incoherencia de nuestras acciones, con lo que sentimos, pensamos o decimos, siempre lleva un gran porcentaje. Nuestro cerebro permanece dormido ante lo lindo de la vida-El pensar que estamos aquí por una lógica, inmediatamente nos coloca en un punto de debilidad. Y ahí quedamos como los zombis pasando de un lado para otro, sin pedir ayuda, porque no sabemos que la mejor manera de volver a vivir y volver a empezar, es morir. Y como muere un zombi? Cortándole la cabeza. Es mejor devorar, arrancar pedazos sangrantes de la existencia humana e infectar, para decir “asi esta mejor, o el mundo tiene la razón”
Pues bien, no seamos más zombis, despertemos a la realidad; miremos hacia nuestro interior, y nos daremos cuenta del gran potencial que tenemos. Cada uno de nosotros tiene un don, una cualidad, una habilidad, un talento. Eso nos fue dado precisamente para recrearnos en la existencia. No para dañar. No pasemos como los zombis buscando afanosamente destruir a otros. Encontremos la belleza que dá la felicidad, que se obtiene con solo vivir en armonía con lo que lo rodea, en armonía con la naturaleza, en armonía con las personas. Es mejor pedir ayuda que nos corten la cabeza para morir y volver a empezar, a desprendernos de ciertas mascaras que tenemos, y que nos impiden que podamos transitar libremente con amor, cordialidad, y amabilidad. Recuerde que somos un gran conjunto, y lo que hagamos a otro ser humano, el ciclo de la vida, no los devolverá, ya sea en contra de nosotros o en nuestros seres queridos. El circuito de esta carrera que estamos corriendo tiene un comienzo y un fin. Todo gira, y vuelve al mismo lugar.
Cuando despertamos a esta existencia, por el conocimiento y adquirimos el arte de ser persona nos daremos cuenta que se perdió un tiempo valioso. No porque el tiempo no se pueda recuperar, sino que si hubiéramos hecho una apertura de conciencia, en temprana edad habíamos disfrutado mas, y nuestro nivel de felicidad, seria en forma triple comparado con el comienzo de la misma.