jueves, 8 de marzo de 2012

SINDROME DE LA POBRE VIEJECITA

pobre viejecita
Erase una viejecita
Sin nadita que comer
Sino carnes, frutas, dulces,
Tortas, huevos, pan y pez
Bebía caldo, chocolate,
Leche, vino, té y café,
Y la pobre no encontraba
Qué comer ni qué beber.

Me pareció muy simpático escuchar esa expresión  de labios de un gran amigo mío haciendo referencia, a el poema  mencionado.  Pero posteriormente cuando me puse a analizarlo,  me di cuenta que lo que el decía  era mas común de lo que podía imaginarme.

Si es cierto,  es un síndrome.  Algunos seres humanos lo sufren; otros  lo disfrutan; otros  secretamente lo callan en aras de una humildad que no existe; y  otros simplemente lo hacen porque son miserables con ellos y con la vida que le fue otorgada.  Y tiene su origen  en algo  que nadie presta atención: El apego: Descrito por el   diccionario de la Real academia como  esa  afición o inclinación hacia una persona o cosa, acompañada de  la  avaricia que es un  afán desordenado de poseer y adquirir riqueza para atesorarlas.
Alguna vez  en nuestra vida hemos conocido seres humanos con esas características. Manifiestan que no tienen un solo centavo, cuando en realidad  mantienen en los bancos, o debajo de su almohada  apolillándose, los billetes  que según estos individuos han ganado con mucho esfuerzo.

sufrimiento
Son  seres  que tuvieron una infancia atrofiada por falta del estimulo que da el amor, y la apetencia que surge por falta de  merecimiento.  Crecieron  viendo a sus padres  conseguirlo  todo a costa de un gran sacrificio. Consideran que la vida no se hizo  para ellos, y  simplemente  tienen la creencia que su paso por la tierra es solamente una existencia materialista, sin tener ningún sentido, ni ningún fin. No reconocen su misión  y mucho menos  cuestionan su destino.  Consideran que no son merecedores de nada, y  a pesar de que construyan un hogar o aparentemente una familia viven arrastrando ese recuerdo de pobre autoestima aferrando a lo que  ellos consideran es el Dios, en el presente El dinero. Su deseo inmensurable de  atesorar más de esos papelitos, los llevan  a desproporcionarse emocionalmente y terminan convirtiéndose en  avariciosos desmedidos. Pero lo peor es que van arrastrando en esa cadena a los seres que lo rodean convirtiéndolos igualmente en  carentes de amor, ya que prolongan su frustrada existencia.

Pueden tener todo en forma material, todo en forma afectiva, pero siempre están criticando, quejándose de la  falta de ello.

Si en algún momento hicieran un alto en el camino de la vida, y se preguntaran, si todo lo que atesoran tuviera un destino  servicial  o simplemente cayeran en la  cuenta que no hay entierro con trasteo, entonces podrían cambiar de opinión y hacer mas llevadera su existencia. Simplemente,  piensan  inconscientemente que  están guardando para la  vejez,  a pesar de que  algunos de ellos ya  han entrado en  esa  época,  pero siguen  atesorando compulsivamente. Se  han olvidado y olvidan realmente de vivir. Sobreviven  a las circunstancias, y aun más, no se pueden dar el  confort  de comer alguna buena comida, de conocer otras culturas, ni siquiera ayudan  al prójimo, a pesar de que muchos pertenecen a una religión y hacen alarde de ello.

pobreza
Encontramos en el ramillete de estos individuos,  el consuelo  como  manifestación  de que se encuentran en la pobreza absoluta. Solicitan ayuda porque no son capaces de dar, ni siquiera el afecto. Hacen alarde de que se encuentran en situación catastrófica, a pesar de que reciben ingresos por producto de alguna actividad o simplemente porque están pensionados. Muchas veces saben que  necesitan  ese dinero inclusive  para  alguna droga, pero no lo utilizan. Su continua quejadera hace de estos seres, unos pobres de espíritu, que en su afán por quedar bien   se acompañan de una humildad fingida. Nadie se aparta de la previsión que  se realice para los años dorados.  Simplemente  deben de  despertar en conciencia  que en este mundo estamos,  ya que el ciclo universal  no se detiene  tarde o temprano la misma avaricia  los  llevara a sufrir  situaciones  precarias ya sea de salud, o de vivienda, que terminaran por deteriorar tempranamente su existencia .

Recordémosles,  que la vida les fue otorgada, sin pedir nada a cambio. Simplemente   que están  disfrutando de  la misma, para poder aprender de los errores,   ya que   el destino   esta marcado bajo el umbral de la cooperación solidaria   con la humanidad, con la naturaleza,  y aun mas con  su propia existencia,   y así  poder seguir   con el ensayo de la  vida. Debemos  prestarles atención,  ya que  son seres pobres de espíritu. Aunque  su  existencia   esta  marcada por la perfección de su destino  y evolución, debemos  ayudarlos, no en la continuidad de su  avaricia y miserableza, sino  enseñándoles  a despertar en conciencia. Involúcremelos  emocionalmente  en  despertar en ellos  el Arte de ser persona, para que no vuelvan a llamarse como la pobre viejecita.