Tener Alas de libertad o de independencia ha sido un sueño que desde pequeños hemos tenido en la vida, y /o todos hemos pensado lo mismo. Esa libertad añorada desde niños, reforzada en la adolescencia, confundida en la adultez y retoñada en la madurez, nos ha puesto siempre en la difícil decisión de pensar: quiero libertad o independencia o simplemente voy por el camino de la vida con indiferencia?
Libertad significa no eludir responsabilidades y cumplir con las obligaciones. Libertad es tener una opinión propia, emitir juicios a partir de la propia capacidad de análisis, reflexión o discernimiento y conocimiento de lo que esta en opinión. Tolerar la crítica ajena, relativizando sin dejar de lado los aspectos constructivos, cuando corresponde... pero sin dejarse llevar por la manipulación que nos aleja de nuestros verdaderos objetivos en la vida. Es esa autonomía con la cual establecemos la diferencia entre la dependencia y la independencia. Ya que podemos tomar la iniciativa de no depender del soporte emocional de otro para enfrentar los obstáculos de la vida o para tomar la iniciativa de emprender un proyecto, y llevarlo a cabo sin opinión de otros; supone un riesgo alto: hay que hacerse cargo de lo que uno decide. Sin embargo, el precio no es tan alto como el beneficio. Porque la independencia nos hace arquitectos de nuestro destino; ya no dependeremos de lo que otros piensen, digan o quieren hacer de nosotros. Nos libera, es nuestra capacidad de comprender la realidad; eso nos dará la estabilidad emocional necesaria para decidir con independencia y responsabilidad, alentando nuestra seguridad y con ella, la autoestima.
En fin, por desconocimiento e ignorancia humana, en algún momento hemos comparado la independencia sana con la cruel indiferencia que en algún momento pudo haber germinado cualquier semilla en nuestra alma..
La indiferencia como error básico de la mente, y del cual hacemos de ello un motor por la vida, conduce a la insensibilidad; genera esa anestesia afectiva, frialdad emocional y el insano despego psíquico. Es notablemente confundible con el desprendimiento saludable, con el verdadero desapego que son signos de equilibrio mental y emocional.
Es esa máscara con la cual oculta una persona muy sensible pero que se auto defiende por miedo al dolor o porque no ha visto satisfecha su necesidad de cariño o por muchas causas que la inducen, sea consciente o inconscientemente, recurriendo a esa autodefensa, como muchos individuos que hayan en la auto idealización o el perfeccionismo el afán de demostrar que son valiosos como solución patológica. Es beneficioso establecer una no-diferencia a partir de enriquecer el sentido de unidad que conduce a ser conciliador de opuestos, a ver la divinidad en todas las criaturas y circunstancias. Pero la indiferencia, la hemos utilizados con esa actitud de insensibilidad, la cual una vez intensificada conduce a el egoísmo personal, a la paralización del crecimiento interior y autorrealización. Endurece lentamente y sicológicamente el alma, pues no se tiene sensibilidad por las circunstancias ajenas, frustrando en su baja autoestima el afecto y la compasión, y encerrándose en una coraza del yo, como medio de protección que lo aísla desde su interior, sin evitar que se exteriorice en ser un humano no muy sociable y en muchos casos antipático. Hay cantidad de individuos que esconden bajo relaciones de empatía y encanto una total indiferencia de sentimientos hacia los que los rodean. Hay otros que entrando en la onda de la no-diferencia, toman posiciones groseras o de no amabilidad arguyendo una independencia falsa, haciendo creer que bajo, esa actitud están generando un reconocimiento de un yo superficial sin tener en cuenta que esta dañando su camino de desarrollo personal. Es necesario desenmascarar estas autodefensas y «soluciones» patológicas para que puedan desarrollar las mejores potencialidades anímicas, que de otro modo quedan inhibidas o reprimidas e impiden el proceso de maduración.
Por ultimo debemos entender que la independencia es producto de una alta autoestima con emociones controladas, mientras que la indiferencia, es el resultado de una baja autoestima y unas emociones difíciles de controlar que terminan en un desbalance que destruye lentamente al ser humano que ha emprendido el gran camino de tener el Arte de ser persona.
Adelante con las alas de la independencia, pero no siga con el motor de la indiferencia.
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