De los temas más difíciles que un ser humano pueda digerir, es el tema del perdón. Esa palabra que nos pone a prueba cuando hemos sido victimas de un daño y nos coloca frente a la cruel decisión de llevar una posible vida buena, o la de quedarse con la carga o resentimiento de lo que pasó.
El resentimiento como la repetición de ese sentimiento que se vivió, se manifiesta en esa lenta acumulación de un pasado donde germinó la desilusión, el dolor, el abandono, y el coraje herido; el suplicio emocional que terminó en una tortura para el alma, la cual una vez se evoca, enferma el corazón y el cuerpo, y la razón entra en ruptura, con estúpidos pensamientos en contra de nuestro actuar, proyectando ya sea en odio o miedo, hacia lo que nos hizo o hicieron daño o hacia lo que creemos nos puede hacer daño, que nos lastima y a su vez lastimamos a quienes nos rodean.
Algunas veces por miedo inculcado desde la niñez doblegó nuestra voluntad, e hizo que equívocamente se entregara todo lo que creíamos era nuestra vida y nuestro amor. Es el gran miedo a vivir nuevamente la carencia de algo o alguien que en algún momento sentíamos nos lo merecíamos. Otras por que en forma inconsciente anduvimos en caminos equivocados que de pronto cobraron de manera despiadada una equivocación. Y en el peor de los casos, porque fuimos victimas sin querer de los errores de otros seres humanos, En todos los casos en mayor o menor escala se ocasionó un daño.
Y ahí entra la sociedad a imponernos esa dulce palabra utilizada hace mas de dos mil años, sin tener en cuenta si estamos o no preparados para otorgar ese alivio y consideramos erróneamente va a ser bandera para que los que nos lastimaron continúen en burla por el camino de la vida. No sabemos que hacer con esa pesada y obligatoria carga de corte religioso antiguo por el cual se toma una actitud de artificial tolerancia o un reconocimiento de que el ofensor tenía la razón.
Pero ese es uno más de los grandes retos que significa tener el Arte de ser persona; aprender a perdonar. Pasan años y es difícil para el ser humano entrar en esa conciencia, pues como seres vivientes primarios no aceptamos que para nuestro crecimiento es mas fácil descargar ese dolor y seguir en nuestro paso por este planeta en forma liviana, cargándonos mejor de experiencias bellas como son la del servicio, la compasión, los valores, la sabiduría y el amor.
El perdón es difícil, -vaya si es difícil - sobre todo cuando vivimos en forma constante la lesión causada.. Y peor aun cuando tratamos de sacarla y en forma despiadada nos continúan maltratando, bien sea en forma física, moral, o emocional. La continuidad de ese daño en forma consiente o inconsciente, que nos lacera paulatinamente, nos pone en jaque. Y nos preguntamos perdono? Y si perdono, olvido?
Pero así es la vida. Pueden pasar años y no poder olvidar. Lo importante es reconocer que cada vez que nos acordamos se prende el swiche del sufrimiento, y empezar a llenar esos vacios que lesionaron nuestra humanidad. Ya sea aprendiendo de esa experiencia y enseñando a otros a que no vayan a cometer el error que en algún momento nos victimizó , o simplemente depositando en su alma las cosas lindas que nos otorga la naturaleza, la sensibilidad, y la dicha de continuar con la vida dejando poco a poco a que el rio de la sensatez que nos conlleva a la madurez limpien el barro que como secuela dejó el daño cometido, y guardar en nuestro intelecto, y en nuestro espíritu la gracia innata de la divinidad.